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¿HACER BIEN SIN MIRAR A QUIEN?

 

 

Con una gran máxima me eduqué:

“Hacer el bien y sin mirar a quien”.

De hacerlo nunca me arrepentiré.

Es un placer poder  hacer el bien.

 

A muchos les confunde la bondad

de la que todo se puede sacar,

pues la toman como una tontedad

a la que los es fácil engañar.

 

Que nadie espere algo de los demás.

Aunque los hayas ayudado y dado

solo desilusión recibirás

si lo que querían ya lo han sacado.

 

El “cara dura”  no es lo que parece.

Se camufla con la piel de cordero

sacándote lo que no se merece.

Y, si te hundes,  será tu carroñero.

​

Hacer bien es un riesgo

si no se sabe a quién se le está haciendo,

pero si no me arriesgo

lo que estaré eligiendo

es no ayudar al que está padeciendo.

            

Poder hacer bien es un privilegio

que si se puede hacer ¿Por qué no hacerlo?

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